Centro Recreacional Y Turístico Valle Hermoso
Un lugar nacido del corazón de un futbolista. El origen de Valle Hermoso no se entiende sin la vida de su creador; Juan José Scarpeccio; un mediocampista argentino que llegó a Mérida por el fútbol y terminó encontrando una nueva patria al pie de la montaña. Tras brillar con Estudiantes de Mérida y ganarse el cariño de toda una ciudad, decidió transformar su gratitud en un proyecto profundamente humano; construir un espacio recreativo donde las familias pudieran compartir, los niños pudieran soñar y la naturaleza fuera protagonista. Así nació Valle Hermoso; un refugio entre montañas que combina aventura, deporte, gastronomía y convivencia. Lo que comenzó como la visión de un deportista terminó convirtiéndose en uno de los parques más queridos del páramo merideño; un lugar que respira el mismo espíritu noble y generoso de su fundador.
El valle donde la montaña se vuelve hogar. Valle Hermoso está ubicado en la carretera Trasandina, en el sector Cacute; justo donde la neblina baja a besar el río Chama y el paisaje andino despliega su mejor postal. Desde sus inicios, este parque recreacional ofreció una experiencia única; cabañas construidas en madera, áreas verdes amplias, un restaurante con alma argentina y un espacio infantil donde la imaginación era parte de la aventura. Familias de toda Venezuela lo visitaban para celebrar cumpleaños; vivir el clima fresco; jugar fútbol; caminar entre árboles y sentir la calma de la montaña. Era y es un lugar donde el tiempo transcurre más lento; donde la naturaleza acompaña cada momento y donde cada detalle invita a reconectar con lo esencial.
La herida del río; el día en que la montaña lloró. La vaguada que afectó a Cacute y al cauce del río Chama golpeó con fuerza a toda la comunidad; y Valle Hermoso fue una de las víctimas más visibles. La crecida arrasó con zonas completas del parque; destruyó parte de sus áreas recreativas; afectó las estructuras y sembró tristeza entre quienes crecieron disfrutando de este espacio. Lo que durante años fue un símbolo de alegría familiar se convirtió en un escenario devastado que parecía hablar de pérdidas y silencios. Sin embargo, incluso en los momentos más duros, la memoria de Juan José y el cariño del público mantuvieron vivo el deseo de recuperar lo perdido. La herida fue grande; pero el espíritu del parque siempre fue más fuerte.
El renacer; cuando la esperanza vuelve a abrir las puertas. La reconstrucción de Valle Hermoso comenzó como empiezan los sueños; paso a paso; con manos dispuestas y voluntad inquebrantable. La familia, liderada hoy por Cristhian Yagny, decidió que el parque no podía desaparecer; que su historia merecía continuar. Y así comenzaron a recuperar áreas; reacondicionar espacios, reactivar la parrilla, reabrir zonas para cumpleaños y reinstalar actividades deportivas. Poco a poco el parque volvió a llenarse de vida. Las risas infantiles regresaron; la música volvió a sonar y la montaña recuperó su alegría. Hoy Valle Hermoso renace como símbolo de resiliencia; recordándonos que ninguna tormenta es capaz de borrar los lugares que están escritos en el corazón de la gente.
Valle Hermoso hoy; un futuro construido con memoria y amor. El parque que renace no es exactamente igual al de antes; es un lugar con cicatrices, con aprendizajes y con un nuevo propósito. Hoy Valle Hermoso se presenta como un centro recreativo renovado, más consciente de su entorno, más fuerte y más conectado con la esencia de Mérida. El legado de Juan José sigue vivo en cada rincón; en los eventos deportivos que se organizan; en las familias que lo visitan; en los niños que corren libres entre neblina y árboles. El liderazgo de Cristhian Yagny ha dado continuidad a un proyecto que nació del amor y que hoy mira hacia el futuro con determinación. Valle Hermoso no es solo un parque; es una historia de esperanza; un homenaje a su fundador y un recordatorio de que la montaña siempre alberga nuevas oportunidades para comenzar.
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