El cocuy es una de las bebidas más representativas de la cultura venezolana. Nace del Agave cocui; una planta silvestre que crece en las cordilleras áridas del occidente del país; especialmente en zonas de Lara y Falcón. Mucho antes de ser conocido como licor; el cocuy era una planta sagrada para los pueblos originarios gayones; ayamanes; jirajaras y achaguas. Con ella elaboraban medicinas; tejidos; alimentos y herramientas; aprovechando su fibra suave llamada dispopo para crear chinchorros; sandalias; bolsos y sogas.

Incluso los cronistas de la época colonial describieron con admiración sus múltiples usos. Gonzalo Fernández de Oviedo relató que del cocuy se obtenían cuerdas; hilos y alimentos en tiempos de escasez. Y Galeotto Cey; viajero del siglo XVI; describía cómo los indígenas consumían sus cogollos cocidos y lo usaban como bebida principal en ausencia de agua potable.

Con el dominio español surgió un cambio importante. La Corona se apropió de la producción de alcoholes y se introdujo el alambique; que terminó siendo clave en la elaboración moderna del licor de cocuy.

El proceso artesanal del cocuy sigue siendo una verdadera ciencia. Todo comienza seleccionando plantas maduras de más de siete años. Se cortan sus pencas para dejar a la vista la piña interna; que se cocina en hornos subterráneos de raíz indígena hechos con piedras; madera de cují y tierra. Tras cinco a ocho días bajo tierra; las piñas cocidas se pican y se extrae su jugo; la vinaza; que luego fermenta en grandes pipas metálicas de 220 litros. Finalmente; ese líquido fermentado pasa al alambique para ser destilado.

El primer destilado es el famoso pringote; una esencia poderosa que puede alcanzar 80 grados alcohólicos y que suele utilizarse con fines medicinales. Después vienen los grados más suaves; desde 75 hasta niveles bajos conocidos como aguaza. Los maestros cocuyeros dicen que el mejor es el 7 por 8; un cocuy de 56 grados que equilibra fuerza y suavidad.

Durante décadas el cocuy fue el gran aliado medicinal del venezolano rural. Contiene vitamina B3; ayuda al metabolismo y a la circulación; y forma parte de tratamientos caseros para dolores; inflamaciones y problemas reproductivos. El famoso bálsamo cocuyero; una mezcla de cocuy con hierbas; es parte esencial de la medicina campesina.

Sin embargo; esta tradición también vivió momentos oscuros. En los años cincuenta; el gobierno de Marcos Pérez Jiménez prohibió la venta de licores de más de 50 grados; persecución que llevó al cocuy a la clandestinidad. Productores fueron arrestados e incluso murieron defendiendo su oficio; como Agustín Ereú en 1956. Se inició una campaña de desprestigio para favorecer la industria del ron; mientras los campesinos continuaban produciendo cocuy como podían; lejos de las miradas oficiales.

A pesar de todo; el cocuy sobrevivió. Y medio siglo después; el 15 de noviembre de 2005; la Asamblea Nacional declaró al Agave cocui como patrimonio natural; ancestral y cultural de Venezuela. Hoy el cocuy de Pecaya (Falcón) posee denominación de origen certificada; junto al cacao de Chuao y al ron venezolano. Los controles sanitarios eliminaron productos adulterados y solo las marcas auténticas; como Santa Lucía; Lucerito de Pecaya; Mi Empeño o Caja de Agua; lograron la legalización.

Cada 25 de febrero se celebra el Día del Cocuy; y durante ese mes se realiza la Feria del Cocuy en el municipio Urdaneta del estado Lara; un evento que rescata el valor histórico de esta bebida.

Aún queda un reto ambiental. La explotación excesiva del Agave cocui y el uso indiscriminado del cují como leña han reducido los ecosistemas naturales. Por ello se promueven campañas de reforestación y consumo responsable.

Para quienes deseen descubrir este licor emblemático; los cocuyeros recomiendan el cocuy 7 por 8 de 56 grados o un cocuy añejado de 42 grados que pasa catorce años en barrica. Ambos ofrecen un sabor profundo; suave y con notas de tierra y chocolate.

Y como dicen los artesanos:
“Para beber cocuy no hay que apurarse; se toma un palo y se espera un poquito”.
Así se bebe el cocuy; aguantaíto.

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