La Laguna de Mucubají es uno de los paisajes más inolvidables del páramo merideño; una ventana abierta a miles de años de historia glaciar y un rincón donde la naturaleza revela su fuerza con serenidad, luz cambiante y un silencio que se siente sagrado. Ubicada en la zona de Apartaderos, es uno de los destinos más visitados del Parque Nacional Sierra Nevada y punto de partida para rutas icónicas como la caminata hacia la Laguna Negra.

Un valle creado por el hielo
El origen glaciar de la Laguna de Mucubají queda a la vista desde el primer momento. Frente al visitante aparece un valle rectilíneo, marcado por la huella de un antiguo glaciar que moldeó paredes, fondos, morrenas y desvíos de agua. Visto desde lo alto, este valle narra la historia de un gigantesco río de hielo que, hace miles de años, descendía lentamente depositando rocas, arrastrando sedimentos y creando lo que hoy admiramos como un paisaje perfecto.

La laguna está contenida por una morrena terminal; una “barrera natural” de rocas dejada por el glaciar al retirarse. Este muro cambió para siempre la ruta del agua que antes descendía hacia el río Chama; ahora fluye hacia la cuenca del Santo Domingo y, más adelante, hacia las planicies del Orinoco y el Atlántico.

Un paisaje que cambia a cada minuto
Mucubají tiene una personalidad única. Sus colores varían según la luz, las nubes y la neblina. En días despejados su superficie refleja un azul intenso y profundo, casi metálico. En días nublados, todo parece un cuadro difuminado en tonos grises y plateados, envuelto en un ambiente de misterio que hace sentir al viajero como si estuviera en medio de un mundo ancestral.

Cuando la niebla baja, la laguna se transforma; oculta sus bordes, suaviza sus contornos y permite al visitante experimentar la sensación de mirar hacia el infinito.

Laguna Negra; misterio y magia a pocos minutos
A unos 150 metros por debajo de Mucubají se encuentra la famosa Laguna Negra. Su interés se debe a un fenómeno fascinante: el color de sus aguas. Muchos creen que es una laguna profunda y oscura, pero en realidad su apariencia se debe al reflejo de las laderas cubiertas de coloraditos; un bosque denso y de tonos verde oscuro que se proyecta en su superficie como un espejo.

Si el visitante se desplaza hacia la orilla sur, donde entra el agua de la quebrada La Corcovada, la laguna cambia súbitamente de color; de negro profundo pasa a un azul claro que refleja el cielo abierto. Por eso, para muchos, la Laguna Negra es un lugar “mágico”; y no falta quien afirme que, al estar allí, el silencio tiene un sonido distinto.

El acceso se realiza desde el Centro de Visitantes de Mucubají. El recorrido dura aproximadamente 60 minutos a caballo o 120 minutos a pie y es una de las experiencias más hermosas del páramo.

Laguna de Los Patos; pequeña, alta y cristalina
El sistema hidrológico de esta zona incluye también la Laguna de Los Patos; una pequeña laguna ubicada en un escalón superior sobre la Laguna Negra. Sus aguas descienden para alimentarla, completando un circuito natural que refleja la historia geológica del área.

Un museo natural de glaciares
Desde los Morros de los Hoyos, en el Parque Nacional La Culata, puede verse con claridad el valle glacial de Mucubají. Allí se leen tres morrenas de retiro formadas en diferentes momentos del retroceso del glaciar; líneas horizontales grisáceas que atraviesan el valle y que narran, como capítulos, los pulsos de frío y calor que moldearon el paisaje.

Es una verdadera clase de geología al aire libre.

Una joya natural de diez mil años
La Laguna de Mucubají tiene aproximadamente diez mil años de edad; un verdadero legado del último período glaciar. Con su valle abierto, sus frailejones, sus morrenas y su espejo de agua que cambia de color como si respirara, este destino es uno de los grandes tesoros naturales de Mérida.

Desde Venaventours.com te invitamos a vivir esta experiencia; respirar el aire frío del páramo, sentir la neblina que baja como un velo y descubrir las historias que el hielo dejó escritas en la piedra.