Un delicioso paseo por Cubiro; un viaje familiar entre neblina; hospitalidad y paisajes que enamoran
Marzo siempre ha tenido algo especial para nuestra familia y el tercer fin de semana de ese mes en 2013 nos regaló uno de esos viajes que quedan grabados en el corazón. Venaventours.com acababa de cumplir once años en febrero y como regalo de cumpleaños nuestros queridos amigos Gerardo Escalona y Fanny Eslvis de Escalona nos obsequiaron una estadía en Cubiro; un gesto que agradecimos profundamente. Viajar; conocer y compartir en familia es una de las bendiciones más hermosas de la vida; por eso apenas pudimos cargamos el carro; acomodamos a los muchachos y salimos rumbo a Cubiro con esa alegría ligera que solo los viajes despiertan.
Salimos a la una de la tarde por la vía Morón Barquisimeto; un viaje limpio; tranquilo y lleno de canciones en el carro. Al ver el letrero de Bienvenidos a Barquisimeto seguimos hacia Tintorero; luego hacia Quíbor y comenzamos a subir hasta encontrarnos finalmente con Cubiro. Ya de noche tomamos la vía hacia las Lomas de Cubiro hasta que una enorme pared iluminada nos anunció la llegada a Posada Mamá Florinda.
Tocamos el timbre y apareció Jhoan; encargado de la posada junto a su esposa Arianni. Desde ese primer instante nos hicieron sentir cuidados. Entramos y la emoción se desbordó al ver la belleza del lugar. La habitación asignada estaba decorada con flores; pétalos de rosa y un olor a bosque que enamoraba. Mi esposa me abrazó creyendo que yo había preparado esa sorpresa; pero fue cortesía de la posada; un detalle que acostumbran ofrecer para aniversarios; lunas de miel o fechas especiales.
La limpieza era impecable; nada fuera de lugar; una habitación cálida que parecía recibirnos con los brazos abiertos. Cambiamos a los niños y los abrigamos para el frío delicioso de Cubiro; un clima envuelto en neblina suave y silenciosa. Al poco tiempo Arianni nos avisó que podíamos subir al caney para cenar. Pedimos algo ligero porque el cansancio del viaje se hacía sentir. Sándwiches; tequeños; jugos y café con leche fueron suficientes para cerrar la noche.
A la mañana siguiente despertamos con el trinar de las aves. Al abrir la puerta solo vimos un espeso manto de neblina; una imagen mágica que hacía suspirar. Los huéspedes de otras habitaciones murmuraban sorprendidos por el paisaje. Arianni nos avisó que el desayuno estaba listo. Subimos abrigados y encontramos las mesas perfectamente dispuestas. Comenzaron a llegar los platos sin que pidiéramos nada. Arepitas recién hechas; caraotas; queso rallado; perico; natilla; jugo de parchita y un café delicioso servido en una cafetera hotelera que parecía esperarme. El desayuno; simplemente perfecto.
Los hijos de Arianni y Jhoan también se hicieron parte de la experiencia. Su pequeño Alirio se convirtió en el compañero inseparable de nuestro Abraham David. Reían; jugaban; cantaban; incluso peleaban un poco como todo niño feliz.
Esa mañana decidimos quedarnos en la posada disfrutando del clima; sentados en los columpios del jardín mientras los niños jugaban entre flores. Era un lugar tan mágico que no provocaba salir. Pero ya a mediodía tomamos rumbo a las Lomas de Cubiro; donde montamos a caballo y disfrutamos unas fresas con crema. Aunque el sitio es hermoso; sentimos que debería haber más seguridad y mejor organización para atender a los visitantes.
Luego almorzamos en El Ranchón de Pío; donde pedimos sopa de res y gallina; arepitas de maíz pilado; chicharrón y ensaladas; todo económico y sabroso. Sin embargo; si estás hospedado en Mamá Florinda siempre será mejor comer allí.
Continuamos el paseo y visitamos a nuestros amigos de Posada Alto Viento; un hospedaje encantador; parte del Circuito de la Excelencia y cliente número uno en visitas dentro de venaventours.com. El lugar es precioso; lleno de calidez y atención impecable. Bajo el pino más antiguo de la posada varias familias compartían tertulias y lecturas. Mis hijos no resistieron el parque. Prometimos regresar algún día y lo recomendamos con total seguridad.
Luego fuimos al Chalet Ña María; donde Mauricio y su esposa María nos recibieron como si fuéramos familia. El jardín estaba repleto de árboles frutales y siembras; una belleza difícil de describir. Manzanos; duraznos; higueras; ajo porro; todo vivo y en crecimiento. Dentro del chalet compartimos una tarde tranquila acompañados de un café delicioso preparado por María. Un lugar perfecto para desconectar; también recomendado.
Al caer la tarde regresamos a la Posada Mamá Florinda. La neblina; el silencio; el viento y los jardines llenos de flores crearon un ambiente tan mágico que pedimos a Arianni una botella de vino. Ella la llevó al jardín y allí nos quedamos; mientras los chicos jugaban y mi esposa y yo disfrutábamos de ese regalo que solo la naturaleza puede dar.
Para la cena Arianni nos sugirió churrascos a la plancha y aceptamos. Subimos al caney; compartimos con otros huéspedes y escuchamos cómo habían llegado ellos a la posada. Mi esposa preguntó por el portal donde la habían encontrado y el grupo respondió que a través de venaventours.com. Ese momento fue pura alegría; brindamos por ello y nos sentimos profundamente agradecidos.
Nuestra conclusión es clara. Posada Mamá Florinda merece ser visitada por todos los que buscan descanso; armonía; naturaleza y atención cálida. Un lugar para vivirlo sin prisa y con el corazón abierto.
Posada Mamá Florinda; recomendada al ciento por ciento por los viajes de Eduardo y su familia; y por supuesto por venaventours.com.
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