Agosto del 2013 nos regaló una escapada que aún recordamos con mucho cariño. Salimos desde Maracay rumbo a la Colonia Tovar; atravesando las montañas de La Victoria; ese camino que siempre sorprende con su frescura; sus paisajes verdes y el vuelo majestuoso de las aves junto a quienes se lanzan en parapente desde el despegadero. La llegada a la Colonia; como suele ocurrir; estuvo marcada por calles llenas de visitantes buscando la paz y el clima que hacen de este lugar un refugio encantador.

Tocamos puertas en posadas; cabañas y hoteles; pero todo estaba lleno. La Colonia Tovar tiene esa magia especial que atrae multitudes; por eso siempre es necesario reservar con anticipación. Ya con algo de hambre decidimos detenernos en un restaurante; casualmente el del Hotel Edelweiss. Fue entrar y sentir de inmediato una calidez especial. Tres chicas del servicio nos recibieron con una atención impecable; de esas que te hacen sentir bienvenido desde la primera palabra.

Al ver que también eran hotel; preguntamos en recepción si quedaba alguna habitación disponible. Por fortuna; y como un regalo inesperado; quedaba una habitación perfecta para nuestra familia. Con esa buena noticia regresamos al restaurante y pedimos recomendaciones del menú. Para nuestro pequeño de cuatro años; sugirieron un plato de pollo con papas; mientras que para mi esposa; nuestro chico de catorce años y para mí; nos recomendaron una combinación de rodilla; salchichas alemanas y polacas; ensalada agria y papitas en salsa. A ello le sumamos una botella de vino blanco.

Doce minutos después comenzaron a llegar los platos. La presentación era bellísima; el aroma atrapaba y el sabor confirmaba que estábamos frente a una cocina de altísima calidad. Las chicas del servicio no dejaban de pasar por nuestra mesa; pendientes de todo; detalle que valoramos muchísimo ya que no siempre ocurre en restaurantes del país.

Mientras disfrutábamos del vino y de la comida; el personal preparaba nuestra habitación. Al entrar; quedamos encantados. Todo impecable; una temperatura perfecta; camas arregladas con buen gusto; un baño limpio; iluminación cálida y un ventanal amplio desde donde se podía ver gran parte de la Colonia Tovar. Sin quejas; solo satisfacción.

Esa tarde caminamos por el centro; visitamos las tiendas típicas; pasamos por la plaza y por la iglesia. Los chicos jugaron un rato en el parque del Hotel Selva Negra antes de volver al Edelweiss para descansar.

A la mañana siguiente nos esperaba un desayuno incluido en el restaurante. Platos con salchichas alemanas y polacas; omelets; panes variados; mantequilla de banquete; frutas frescas; jugos y café con leche. Cada detalle reforzaba la misma idea; este hotel sabe lo que significa atender bien. Ese equilibrio entre calidad; sabor y hospitalidad es lo que hace que uno desee volver.

Antes de partir pasamos de nuevo por el centro para comprar fresas; verduras y legumbres fresquísimas para llevar a casa. Luego llegó el momento de recoger nuestras cosas; despedirnos y tomar el camino de regreso a Maracay.

Desde venaventours.com damos nuestro mayor reconocimiento al Hotel Edelweiss. Su atención; su calidad y su ambiente lo convierten en una opción maravillosa para quienes visitan la Colonia Tovar. Lo recomendamos ampliamente para tus próximas vacaciones.